De camino a alimentar a los perros, recibieron una llamada informando que uno de los perros había sido atropellado por un tren. Al llegar, encontraron a un perro que había resultado gravemente herido. Al perro le arrancaron la pata trasera y la cola le colgaba del pelo. Llamaron al perro Godfrey y lo llevaron al veterinario de inmediato.
A pesar de la gravedad de sus heridas, Godfrey sobrevivió la noche y, después de una cirugía larga y complicada, le amputaron la pierna y la cola y fue castrado. Godfrey también tuvo que lidiar con la epilepsia, pero con cuidados y medicamentos pudo vivir una vida normal. Su herida goteaba y necesitaba ser limpiada con pañales, pero finalmente sanó.
A pesar de todo lo que pasó, Godfrey siguió siendo un perro amable y cariñoso. Tenía buen apetito y se portaba genial con las personas, los perros e incluso los gatos. Aunque tuvo que perder peso por su salud, siempre estuvo feliz y nunca triste o deprimido.
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Después de muchos meses de cuidados y recuperación, Godfrey finalmente fue adoptado y encontró su felicidad para siempre. Fue un verdadero perro milagroso que sobrevivió a un terrible accidente y a una enfermedad difícil, y siempre será recordado como un héroe que luchó y nunca se rindió.